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Grup de Solidaritat Jon Cortina

Las medicinas más caras del continente y, en algunos casos, del mundo

(publicat al Diario Colatino, el 09/04/2008)

Hermann W. Bruch

En estos días se habla mucho de una nueva ley que regule el mercado de medicinas y las prebendas que reciben los médicos por recomendar tal o cual remedio. Como siempre sucede en nuestro país, las verdaderas intenciones detrás de todo esto no están siendo expuestas, los contubernios y mecanismos de protección para laboratorios y droguerías no se están discutiendo y más pareciera que todo esto apunta a crear las condiciones para incrementar las ganancias de los mercaderes de la medicina y no para beneficiar al consumidor. Veamos algunos aspectos que casi nunca se discuten. 

¿Cuál es la verdadera causa de que las medicinas en nuestro país sean las más caras del continente y, en determinados casos, del mundo entero? Seguramente que la explicación no está en que los laboratorios y droguerías le dan alguna prebendas a los médicos. Estas prebendas las reciben los galenos en otros países también sin que esto signifique que los consumidores tengan que pagar precios onerosos por sus medicamentos. ¿Alguien se ha tomado el trabajo de analizar la cadena de comercialización de las medicinas importadas y locales? ¿Alguien se ha hecho la pregunta de por qué los genéricos que en otras partes son mucho, pero mucho más baratos que aquí, cuando son vendidos en El Salvador, si es que alguna vez son permitidos, llegan a los consumidores a precios inexplicablemente más altos? Yo puedo atestiguar y comprobar cómo un genérico que en Chile cuesta 40 centavos de dólar la caja de 28 cápsulas, aquí vale, su equivalente, 40 dólares. ¡Señores por favor, esto significa cien veces su valor original! Y puedo decir con bastante seguridad, que la calidad del producto chileno es mejor que la de su equivalente de aquí, tan sólo por el hecho de que en Chile hay mejores controles, las instituciones funcionan mejor y hay más decencia en toda la cadena de comercialización.

 ¿Nos habremos hecho la pregunta de cómo funciona al Consejo Superior de Salud Pública? ¿Nos habremos interesado en averiguar cómo funciona y a qué intereses responde la Junta de Vigilancia Farmacéutica? ¿Qué intervención tienen estas dos entidades al momento de internar productos médicos de importación? ¿Por qué tanto alboroto cuando nosotros los individuos queremos importar simples vitaminas del exterior? Antes podíamos hacerlo hasta que los mercaderes de la medicinas pidieron protección para recuperar este negocio y ahora no solo ya no podemos traer las vitaminas de afuera (estas son confiscadas en Aduanas) sino que tenemos que pagar el doble por ellas en farmacias y centros de nutrición. ¡Vaya interés que muestran nuestras instituciones del Estado por proteger los bolsillos del consumidor!

 Y así siguen las historietas. Todo es una confabulación por proteger las ganancias de los comerciantes de medicinas en contra de los bolsillos de la gente. Mientras tanto, funcionarios, políticos y las empresas comercializadores (laboratorios, importadores y farmacias) se llenan la boca hablando de reformas a la ley y todas esas patrañas, solo para distraer la opinión pública para evitar que las verdaderas causas se conozcan y se discutan. Es tiempo de que los ciudadanos, consumidores todos, expresemos nuestro total rechazo a estas aviesas movidas y que exijamos que la nueva legislación sea integral, debidamente discutida a todos los niveles – con intervención abierta de consumidores, instituciones de defensoría, académicos y expertos – antes de que tengamos otro mamotreto de ley para empobrecer más a los salvadoreños.

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