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Grup de Solidaritat Jon Cortina

'He esperado este día toda mi vida'

'He esperado este día toda mi vida'

Pensó que nunca iba a llegar un día como este. La salvadoreña María Elsy Dubón había contado la historia de su niñez rota en más de una ocasión pero, siendo el propio Estado quien la arrancó de su familia hace tres décadas, pensó que nunca lo haría ante una Primera Dama, ante un ministro de Relaciones Exteriores, ante una presidenta del Consejo Nacional de Seguridad Pública.

Tras los Acuerdos de Paz firmados en El Salvador en 1992, Elsy –35 años, fornida, piel clara, ojos oscuros– fue uno de los primeros rencuentros que logró la Asociación Pro-Búsqueda, una ONG fundada por el jesuita vasco-salvadoreño Jon Cortina con la idea de reunificar las familias quebradas durante el conflicto armado.

Pro-Búsqueda acumula más de 800 casos de separaciones forzadas, la mayoría protagonizados por que el Ejército salvadoreño. Casi la mitad han sido resueltos, a pesar de la oposición de los distintos gobiernos de derecha que se sucedieron hasta el año pasado. Actos como la conmemoración del ’Día de la Niñez Desaparecida’ eran hasta este sábado eventos íntimos, sin funcionarios de primer nivel, sin apenas difusión. Hoy cambió.

"Lo que les voy a contar es la página la más triste de mi vida; 28 años han pasado desde aquel día de angustia y dolor…", inició su relato Elsy cuando se subió a la tarima, en el céntrico parque Cuscatlán de San Salvador. A sus espaldas, decenas de retratos de niños de los que aún se desconoce su paradero. Delante, por primera vez, una digna representación del Estado.

Un día especial

Durmió bien la noche anterior Elsy. Se despertó a las 6 de la mañana, desayunó, se duchó, se enfundó unos jeans y una camiseta con el logo de la ONG, y se vino para el parque a las siete. Hasta que comenzaron a llegar las autoridades, a eso de las nueve y media, ayudó a inflar globos y a instalar sillas y pancartas.

No trajo nada anotado. Todo lo llevaba en la cabeza porque "cuando se habla con el corazón, nada puede pasar". Cree con firmeza en las palabras que les dijo el padre Jon Cortina, fallecido en 2005. En más de una ocasión les comentó que cuando muriera, instalaría su oficina en el cielo, y desde allá los seguiría ayudando.

Pasadas las 10 y media de la mañana, Elsy fue llamada a la tarima. Se paró firme, el orgullo en la mirada, como si en verdad el padre Jon Cortina la observara. Y comenzó a contar la página más triste.

Corría 1982, prácticamente en los inicios de la guerra, cuando el Ejército organizó un operativo en el caserío Cerrón Grande de Chalatenango, al norte del país. Ella tenía siete años. La familia –padre, madre, hermanos– huyó a refugiarse los bosques, como casi todas, pero cayeron en una emboscada que fragmentó el grupo.

A Elsy, en brazos la cargaba su padre, y en la confusión, ambos se separaron del resto del grupo. Caminaron hasta que dieron con un par de casas abandonadas. El padre la dejó en el suelo, se adelantó un poco y de una de la casa le dispararon. Herido pero con vida, fue torturado delante de ella, le cortaron la cabeza y la clavaron en una estaca. A Elsy le dieron una pastilla y la venció el sueño.

Orfandad forzada

Entre 1982 y 1994 estuvo en calidad de huérfana en la sede de Aldeas SOS en la ciudad de Santa Tecla, cerca de la capital. Le inventaron una identidad, le pusieron más edad, le cambiaron los nombres de los padres. Pero ella tenía 7 años cuando la arrancaron de su familia y los recuerdos suficientes como para contarlos cuando los colaboradores de Pro-Búsqueda le preguntaron que contara su historia.

"Ésta es la primera vez que el Gobierno se suma a la conciencia de que se violaron nuestros derechos y que hace énfasis en que se va a reparar el daño que nos hicieron", dijo Elsy, firme pero nerviosa por los sentimientos encontrados. Entre el público, la madre de la que estuvo separada 12 años, una anciana canosa, delgada y vestida de celeste.

Cuando terminó de hablar y bajó de la tarima, las dos se fundieron en un abrazo anónimo.

Con el nudo en la garganta por el testimonio de Elsy, llegaron las palabras del canciller, las de la Primera Dama. El anuncio de que, atendiendo al llamado presidencial hecho el pasado 16 de enero, ya está a punto de comenzar a dar sus primeros pasos la Comisión Nacional de Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos recién creada.

"Este Gobierno no tiene problemas en rescatar la memoria histórica", dijo con su marcado acento brasileño la Primera Dama y también Secretaria de Inclusión Social, Vanda Pignato, en clara alusión al inmovilismo –cuando no oposición– mostrado por los gobiernos predecesores.

Pasadas las 11 y media, cuando la Primera Dama y su comitiva se retiraba, quiso primero despedirse de Elsy. "¿La familia con la que te rencontraste está aquí?", le preguntó. Le respondió que estaba su madre. Y se acercaron a hablar sobre la comisión y sobre la ley de compensación a las víctimas que Pro-Búsqueda promueve. Después, la despedida.

Este sábado 27 de marzo fue un día especial para Elsy, el más esperado de toda su vida, dijo. "La lucha del padre Jon Cortina y de tantos familiares nunca desfalleció, a pesar de que muchas veces fueron ignorados, pero nunca perdieron la esperanza de que llegara un día como hoy".

 

Roberto Valencia. Crónica publicada el 28 de marzo de 2010 en www.elmundo.es

 

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